martes, 19 de febrero de 2008

Al tiempo

Al tiempo.

Detente minuto, congélate segundo, muere hora maldita, día quédate ahí, lléname de paciencia, no de un sedentarismo incierto, hostigoso, con insomnio y desgane.

Prívame de la no libertad y arrástrame con locura en los llanos de tu palidez, que a oscuras de éxtasis, quedas plasmada en cada parte de mi alma y cada espacio de mí ser.

Transmútame como un florecimiento que se vuelve cosecha, no como un ardor que desplaza, lo insensato de la pureza y que por gota a gota anuncia la llegada del nuevo amanecer, que aún amarrado al crepúsculo de la noche, se cohíbe y deprime su visión al pasado.

Aunque se prohíbe de enseñanza de la vieja usanza, pero no fatiga la incierta de un incierto, que asesino de roles y justificaciones, se queda atorada en anticuadas fabulas, que buscan derrocar al imperio conquistado.

¿Otra vez tú?, apágate minuto, segundo, ¿Qué haces?, déjame pensar ahora, no seas caprichosa, avanza sin ver atrás, no dependas de la casualidad y del momento, mejor aprende de la realidad que te sustento.

Porqué hoy tu pregón embustero, que oía y desoía, se ha quedado estúpido e incrédulo y en su tarde fugaz, ha llegado el otoño.

Besar de ganas tuviera, tocarse veneno seria, casta desvalidada, añorada por el noviazgo, que hace de su vida la más corta.

Espera, no te vayas, cautívame, sedúceme, hazme ver que me encuentro en la luna flotando, viendo transcurrir el tiempo.

Ya no quiero pensar en lo que me hizo daño, ni explicar la existencia del no, necesito saber de mi, cierra la puerta y déjame tocar, para ver mi rostro de nuevo.

No hay comentarios: